LERELE 14/07/2020
Gabriel García Márquez decía en una entrevista que el oficio de escritor requería la utilización de carpintería, de muchos tornillos, clavos y biasgras para que el lector quedara prendido desde el principio hasta el final de la obra y ese difícil ejercicio lo consideraba como una práctica comparable a un ejercicio de hipnosis.
En esa misma entrevista hacía referencia a sus influencias y consideraba que Crónica de una muerte anunciada que comenzaba por “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo” le recordaba a la Metamorfosis de Kafka “ Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto”. Le bastaba, según él, con esa frase de Crónica de una muerte anunciada, para atrapar al lector y que éste tuviera que leer toda la novela para saber las circunstancias del asesinato, cómo, dónde, por qué y de nada le serviría ir al final del libro porque ya sabía que moriría.
Son muchas las obras que tienen inicios hipnóticos o que atrapan a los lectores; algunas comienzan por enmarcar la historia en el lugar y en el tiempo, otras por hablar del protagonista o introducen su historia con una frase solemne o alguna cita, esto último casi todos. “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a Maria Iribarne;...” comienza El túnel de Ernesto Sábato ; “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. no lo sé” comienza Albert Camus, El extranjero o tras introducirnos en Orán de los años 40 y confesarnos que es fea, el mismo Camus nos hipnotiza con una frase de La peste , “El modo más cómodo de conocer una ciudad es averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere” y en ese momento Orán se vuelve enigmática y dan ganas de conocerla pese a todo, pese al título de la novela y saber qué pasa en ese libro.
“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...” comienza Cervantes por el lugar antes de presentarnos al hidalgo tras habernos encuadrado en en tiempo “...no ha mucho tiempo que vivía...”; “Acababan de dar las doce de una manera pausada, acompasada y respetable, en el relog del pasillo” comienza Pío Baroja La busca de la trilogía La lucha por la vida, por el tiempo de ese viejo relog que adelantaba y atrasaba a su antojo.
“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo-li-ta.” No me dirán que esas tres sílabas no son suficientemente hipnóticas para que la obra de Nabokov nos ancle y atornille. “Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos siempre era Lolita”. ..y ya está, si en este momento de la primera página del libro no estás suficientemente atornillado, puede que la literatura no te interese lo más mínimo lo cual es también comprensible, la sociedad actual vive y siente más las imágenes, la música , lo inminente, o esa es la sensación tengo yo; baste el ejemplo tan banal que a menudo se escucha y se acepta como si fuera lógico ... la persona que va a leer tu CV dedica como media 6 segundos a la lectura del CV de cada uno de los candidatos, lo que inmediatamente te lleva a pensar “Cuidadito con la foto que pones”.
“...Bajo los volcanes, junto a los ventisqueros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el enmarañado bosque chileno...” comienza Pablo Neruda sus memorias, en el bosque chileno de un joven provinciano; Isabel Allende, explica también en una entrevista que mucho antes de eso, de escribir las memorias, el escritor se confirma en su segunda obra, es decir, que en la primera, el escrito escribe todo cuanto tiene en la cabeza pero es en la segunda en la que se demuestra si se es o no una buena escritora o un buen escritor. “Tengo cuarenta años , soy fea y estoy casada con un ciego.” comienza Rosa Montero el último de los cuentos que recogió en Amantes y enemigos, tras quince años de publicaciones en diversas revistas o libros colectivos.
Escribir no es fácil, leer sí lo es , leer bien no es nada fácil y comprender lo que quiere decir el escritor, muchas veces es imposible. Que te lean es difícil , que te lean y gustes lo es todavía mucho más. Tampoco es fácil que te escriban, Gabriel García Márquez termina su “coronel que no tiene quién le escriba” , con una apestosa palabra y basta con irse allí, al final de la obra, para comprender que lo hace porque cuando escribió su obra él también esperaba una carta y además “sabía que iba a ser escritor desde que nació, quería ser escritor, tenía la voluntad, la disposición, el ánimo y la aptitud para ser escritor, siempre escribió y nunca pensó que pudiera ser otra cosa, nunca pensó que de eso pudiera vivir, estaba dispuesto a morirse de hambre pero ser escritor”, explicaba en aquella entrevista.
RMN, julio 2020
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