Política - Rubén Martín Nicolás
Ante la incertidumbre vivida durante las últimas semanas respecto a la tensión que se está creando entorno a las "maniobras" que llevarán a cabo conjuntamente Rusia y Bielorrusia, en lo que vendría a ser un simulacro de defensa contra un posible atentado de la OTAN o de Ucrania contra su soberanía, resulta pertinente hacer retrospectiva. Por una parte, ya que puede ser de utilidad recordar y analizar las relaciones entre las superpotencias así como la creación de las instituciones supranacionales durante el siglo pasado y principios del presente, y por otra parte, debido a la importancia de las identidades nacionales o regionales para comprender la actualidad y la configuración de la fisionomía de los estados en la que influyen los vínculos diplomáticos y las peculiaridades geográficas económicas y culturales, aun más si cabe, en el este de Europa donde a veces se difumina la frontera entre Europa y Asia, entre oriente y occidente.
Conferencia de Yalta: En el último tramo de la segunda guerra mundial, en febrero de 1945, los jefes de estado de la URSS, Josef Stalin, del Reino Unido, Winston Churchill y de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, se reunieron cerca de la estación balneario de Yalta, en la península de Crimea, con el objetivo de organizar el futuro tras la guerra. Los tres representantes de las tres superpotencias tenían objetivos comunes como acabar con la Segunda Guerra Mundial o garantizar la estabilidad del orden mundial y de Europa tras la caída del III Reich, pero, aunque lo consiguieron y concretizaron, ya sin Roosevelt, unos meses más tarde en Potsdam, en aquella reunión se hicieron evidentes las diferencias ideológicas respecto a la democracia, o estratégicas y territoriales respecto a Polonia, Alemania, Rumanía, Bulgaria o Checoslovaquia.
Cada fuerza tenía sus propios intereses; Roosevelt pretendía que Stalin declarara la guerra a Japón para que, paradójicamente, la guerra terminara. Churchill quería estar seguro de que Alemania no se levantaría nuevamente y pretendía la participación de Francia, y Stalin aspiraba a recompensar a su país por derrotar a Alemania y a garantizar la seguridad de sus fronteras occidentales.
A su vez, entre ellos tres existía desconfianza. La preocupación de Roosevelt y Churchill era la expansión soviética por los Balcanes y los yacimientos de petróleo de Irán. Churchill no confiaba en que Roosevelt, quien estaba enfermo, pudiera garantizar de forma duradera el apoyo de los Estados Unidos en una Europa democrática, y Stalin temía que el capitalismo se instalara en países como Francia, Checoslovaquia o Italia en que el comunismo encontraba muchos partidarios.
Guerra fría: Bernard Baruch, estadista y amigo de Roosevelt, fue el creador del término, al emplearlo en 1946 durante un discurso en el Senado de lo Estados Unidos. “Estamos en medio de una guerra fría que se está volviendo cada vez más caliente”, fueron sus palabras haciendo referencia a las brasas de la guerra ya casi extinguidas pero que podrían encenderse de nuevo. Este tipo de guerra perduró durante décadas hasta la caída del bloque soviético y se libró en numerosos escenarios; Vietnam, Angola, Nicaragua, o dio lugar a la creación de la CIA, el Plan Marshall, la Doctrina Truman, la OTAN o el pacto de Varsovia. Episodios como el de Bahía de Cochinos o la caza de brujas de Hollywood se recuerdan como algunos de los más tensos y mediáticos.
Telón de acero: El término pertenece a Winston Churchill, quien lo empleó durante un discurso en Missouri, para describir el concepto occidental de la inseguridad soviética.
“De Stettin en el Báltico a Trieste en el Adriático, ha bajado un telón de acero a través del continente (…) Lejos de las fronteras rusas y en todo el mundo están instaladas quintas columnas comunistas que trabajan en unidad total y obediencia absoluta con las directrices que reciben del centro de los comunistas. Excepto en la Commonwealth Británica y en Estados Unidos, donde el comunismo está en su infancia, los partidos comunistas o las quintas columnas constituyen un desafío y un peligro crecientes para la civilización cristiana.”. La dividida Berlín fue hasta la caída del muro su símbolo más representativo.
Bomba atómica: Puso fin a la segunda guerra mundial y la utilizaron los Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945 cuando todavía estaba en pañales. Se la reconoce por su capacidad devastadora como arma de destrucción masiva, por la nube en forma de hongo que produce y porque explota debido a una reacción nuclear en cadena. Desde hace décadas, para sobrevivir en el orden mundial conviene disponer de ella o ser amigo o aliado de otro país que la tenga. La obtención de la URSS de la suya propia alimentó la guerra fría.
Fin de la Perestroika:
La palabra en sí quiere decir “reconstrucción” y denominaba a las reformas de tipo económico y social que Mijaíl Gorbachov llevó a cabo entre 1985 y 1991, pretendiendo a su vez la democratización y transparencia (glasnost). Las reformas tuvieron efectos perversos que las hicieron inviables poniendo en cuestión la propia legitimidad del Partido Comunista y las políticas llevadas a cabo durante siete décadas, incluido el pacto germano-soviético, lo que condujo a la reclamación de independencia por parte de los países Bálticos, Lituania, Letonia y Estonia a finales de los años 80. Era el principio del fin, tras revueltas y protestas en varias de las repúblicas, la URSS se derrumbó en diciembre de 1991.
Cumbre Clinton-Yeltsin de 23 de octubre 1995:
El 23 de octubre de 1995, Bill Clinton, presidente de los Estados Unidos sufre un ataque de risa durante una conferencia de prensa común junto a Boris Yeltsin en Nueva York, con motivo del 50 aniversario de la ONU, cuando Yeltsin trata a los periodistas de catástrofe. Eran tiempos felices de vino y rosas, ahora son papel mojado, como los acuerdos de Yalta y Potsdam.
Guerras de Chechenia:
Los rusos someten a los independentistas; la primera guerra se produce entre 1994 y 1996, y la segunda entre 1999 y 2009, oponen a las fuerzas armadas federales de Rusia y a los separatistas chechenos. El pueblo checheno será exterminado parcialmente y Chechenia volverá a pertenecer a todas luces a la Federación de Rusia.
Invasión de la parte ucraniana de Crimea en 2014 y conflicto en Donbás: Ucrania, como otros estados postsoviéticos, tienen a parte de su población dividida entre el independentismo y nostalgia prorrusa y el sentimiento antirruso, que al parecer es el más extendido entre su población. Una parte occidental más europeísta y una oriental a favor de Rusia. En 2014 Rusia se anexionó la parte ucraniana de Crimea sin importarle mucho las amenazas ni las sanciones. En la región de Donbás del este de Ucrania el conflicto entre separatistas prorrusos y el ejército ucraniano deja miles de muertos desde el mismo año 2014, a pesar de los intentos de mediación de Alemania y Francia.
Guerra de Afganistán: Último Vietnam conocido, llegó a su fin el verano pasado tras veinte años con la caída de Kabul en manos de los talibanes y se considera una penosa derrota de los Estados Unidos y la OTAN, a pesar de que se atrapara a Bin Laden, ya que la prometida “libertad duradera” ha quedado obsoleta. Ver a su enemigo huir de forma tan desorganizada puede que sea un estimulo más para Putin a la hora de pasar a la ofensiva, el combustible que estaba necesitando para poner las cartas sobre la mesa y obtener acuerdos más favorables a sus intereses, sea para invadir Ucrania o para no hacerlo, ya que como se suele decir, “Si quieres la paz, prepara la guerra”.
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