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Cuanto peor para todos, mejor.

rubenmartin73

Dernière mise à jour : 21 févr. 2022










El pasado jueves, Isabel Díaz Ayuso se presentó ante la prensa para acusar a la dirección nacional de su partido de actuar de un modo cruel e injusto contra ella, al inmiscuir a su familia en un caso de presunta corrupción sin pruebas. Y no hubo lágrimas, su semblante estuvo sereno, aunque su estilo fue grave y su rictus, por momentos, muy serio. Sus palabras fueron claras; “Casado”, dijo “Casado”, “el entorno de Pablo Casado”, “las declaraciones que durante toda la mañana están publicando los medios de comunicación y que provienen del entorno de Pablo Casado, y que él no desmiente, son lo peor que se puede esperar de los políticos”, y se sembró la discordia definitivamente.


Habló de transparencia, de legalidad, de la ley orgánica de partidos, de democracia, de desprestigio personal y político, de honorabilidad y lealtad, y admitió su abnegación al participar en mítines desde hacía meses sin contar lo que sabía, para proteger a su partido. Habló de un dosier filtrado desde la Moncloa y pidió responsabilidades, y retó a la dirección del PP a demostrar las falsas acusaciones, y los que estabámos escuchándola nos quedamos de piedra.


La réplica de Teodoro García Ejea reclamó rectitud, ejemplaridad, los barones del PP pidieron unidad, cordura, los teléfonos no pararon de funcionar, las oficinas echaron humo. Los periodistas solicitaron una y otra vez a Casado hasta que apareció al día siguiente en la Cope, y este habló de cifras y de tráfico de influencias, y de la imagen de su partido, y de decepción, y de que tiene su conciencia tranquila, y desmintió los falsos rumores, porque hubo rumores, muchos rumores, ya el miércoles se informaba desde medios como El Confidencial o desde la RTVE, de supuestos detectives, incluso se mencionaba a “fontaneros” que actuaban en la sobra para contactar a los detectives, entre ellos el director general de Coordinación del alcalde de Madrid, que fue el primero en dimitir.

Y la gente salió a la calle, y hubo mariachis, estos de verdad, y coronas de flores para Casado en la puerta de la sede de la calle Génova, la que no le gusta a Casado porque al parecer se reformó mediante una financiación ilegal, en una escena berlanguiana, la enésima de la saga.

Y se armó un “guirigay”, y salió más gente a la calle, miles de manifestantes, y se cortó el tráfico y se acordonó la sede de Génova por la policía, y todo se volvió difícil, como ser mujer y vivir “a la madrileña” en el PP nacional, como ser líder del PP confrontado a un gran frente opositor de su propio partido, en una situación sin precedentes, como dar la razón a Esperanza Aguirre sin quitársela a José María Aznar, como comprender que “cuanto peor para todos, mejor”.

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